En el mundo culinario, el hojaldre es mucho más que una simple masa; es la clave para desbloquear un universo de texturas sorprendentes, sabores exquisitos y creatividad gastronómica.
Acompáñanos mientras desvelamos anécdotas sorprendentes detrás de este ingrediente tan versátil.
El hojaldre en la literatura y la cultura popular
Aunque el hojaldre nunca ha sido un tema principal en la literatura, si se le hace referencia en varios libros.
En «El Buscón» de Francisco de Quevedo, se mencionan pasteles hojaldrados que, durante ese periodo, eran confeccionados a partir de harina, grasa (ya sea mantequilla, manteca de cerdo o margarina), agua y sal.
En “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust, el narrador experimenta una oleada de sentimientos cuando sumerge una magdalena en una taza de té. Aunque no es hojaldre, nos hace ver como los sabores y olores pueden provocar recuerdos de la infancia. Todos tenemos algún hojaldrado que al comerlo volvemos a ser niños.
La novela «Como agua para chocolate» de la autora mexicana Laura Esquivel usa la comida como metáfora para explicar buen parte de su historia. Hay cierto momento en la que su protagonista, Tina, hace un pastel de hojaldre con efecto afrodisiaco. Cuando se lo comen la situación se vuelve cómica a la vez que dramática.
Una de las obras en las que más se menciona el hojaldre es «Cien años de soledad» de Gabriel García Márquez. Uno de sus personajes, Fernanda del Carpio, es una maestra en hacer empanadas de hojaldre.
La obra filosófica «Las confesiones» de San Agustín” tampoco se escapa a mencionar el hojaldre en su narración autobiográfica. En cierto momento se narra cómo San Agustín cuando era adolescente roba en un huerto con sus amigos para alimentar los cerdos mientras se comen pasteles de hojaldre.
Récord mundial de la tarta de hojaldre más grande jamás horneada
El récord está en Ginebra, Suiza, donde pasteleros y ciudadanos elaboraron el pastel milhojas más largo del mundo. Con la increíble cifra de 1221 metros de longitud y para más de 30000 porciones. Este evento se celebró en 2012 como acto benéfico destinado a la Red de Lucha contra el Cáncer de Mama.
Se tardaron 3 horas y media y más de 200 personas para acabar este enorme pastel. Su peso de 4.207 kilos indica la gran cantidad de ingredientes para su fabricación. 864 kilogramos de nata, 576 litros de leche, 600 kilos de harina, 432 kilos de mantequilla y 360 kilos de chocolate.
Con esto de desbancó el antiguo récord belga de una milhoja con 1.037,25 metros de longitud conseguido hace 20 años. ¿Cuándo veremos el siguiente reto?
Hojaldre en el espacio
La participación del hojaldre en el espacio es un hecho curioso y tiene relación con los experimentos científicos llevados a cabo en entornos de microgravedad. En 1973, durante la misión Skylab, los astronautas llevaron hojaldre enlatado como parte de un experimento culinario. Aunque no horneado en el espacio, el hojaldre en lata se utilizó para estudiar cómo se comporta la masa en condiciones de microgravedad.
Este experimento fue parte de una serie de estudios diseñados para comprender mejor la cocción de alimentos en el espacio. La microgravedad puede afectar la forma en que los ingredientes interactúan y se cocinan, ya que los procesos convencionales en la Tierra, como la evaporación y la convección, se ven alterados en el espacio.
La masa de hojaldre fue uno de los alimentos seleccionados para este viaje culinario. Algo de gran importancia ya que planificar y desarrollar alimentos adecuados para misiones espaciales de larga duración sigue siendo algo esencial.
El Desafío de las 81 Capas
En el mundo de la pastelería, la búsqueda de la perfección del hojaldre ha llevado a algunos chefs a realizar hazañas impresionantes. En 2016, el chef japonés patissier (pastelero) Yuji Hirose se propuso crear un hojaldre con ¡81 capas!
Este desafío no solo era una cuestión de capas adicionales por capricho, sino que buscaba perfeccionar la textura y la delicadeza del hojaldre. Hirose utilizó una técnica de laminado extremadamente precisa y cuidadosa para crear capas ultrafinas en su masa. La idea detrás de estas capas adicionales era lograr una textura aún más ligera y aireada.
El resultado fue un hojaldre que, según los informes, se desmoronaba en la boca con una delicadeza única. Este experimento, aunque no destinado a la producción masiva, ilustra la dedicación y la pasión que algunos chefs tienen por perfeccionar sus creaciones, incluso cuando se trata de algo tan aparentemente simple como la masa de hojaldre.